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  • Foto del escritorDaisy

Relatos virtuales y fake verdades


Estamos en tiempos en que la realidad se confunde y se interpone con lo virtual. Nuestra vida, sobretodo como jóvenes, ya no es solo la que se vive en los espacios físicos, sino que ahora la vida virtual ha tomado otra importancia, una primordial.


Cuando me llegó la notificación de que mi tiempo en pantalla había aumentado un 20% me lo cuestioné. Eran casi unas 5 horas diarias metida en el teléfono. Cinco horas creando relaciones, cinco horas informándome, cinco horas entreteniéndome, cinco horas viviendo. Ahí fue que me dije ¿no es ahora nuestra presencia virtual, una vida en sí misma? Es como si las cosas que hacemos en persona, incluso las vivencias más íntimas y personales, también las podamos vivir en lo virtual.


Pasamos tanto tiempo en redes sociales que gran parte de nuestro diario vivir se encuentra en la red, incluso nuestra información, gustos e intereses. Y a su vez, es nuestra fuente de conocimiento, en dónde nos comunicamos y nos enteramos de qué sucede en el mundo.

Es en este sentido que es sumamente importante como cristianos ser conscientes de cuál es nuestra verdadera realidad.


La supuesta realidad que nos muestran las redes sociales no es necesariamente la verdadera realidad. Instagram promueve estereotipos de belleza y vida inalcanzables. Facetune muestra el retoque de rostros y cuerpos como algo normal, en dónde nunca te sientes satisfecho con el. Tinder te dice que es más fácil crear relaciones por medio de un match que cara a cara. Tiktok te dice que todo es alegría y que todo está bien.


Y es que al final, esta supuesta realidad a la que estamos sujetos y en la que cual pasamos tanto tiempo, no es más que una falsa realidad. Porque al final, las fake news no son el único peligro, sino que también la fake reality a la que nos acostumbran las redes sociales.

Romanos 12:2 dice “No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta.”


Amoldarnos al mundo actual también es aceptar y creer ciertas realidades que no son parte de nuestra verdad, una verdad que está basada en la persona de Cristo.

Es fácil cuestionar nuestro cuerpo, sobretodo cuando estamos rodeados de realidades virtuales que nos presentan falsas verdades. Es fácil cuestionar lo exitoso, viajero, o privilegiado que eres, cuando te rodean diferentes relatos que nos convencen cual es la medida de lo que debemos ser.


Cuando la angustia venga, y no te sientas suficiente en comparación a la vida que se muestra en redes sociales, recuerda la verdad de Cristo. Recuerda su muerte en la cruz. Recuerda su sangre y su resurrección. Recuerda que te llama su hijo, y que no hay relatos, realidades, ni fake trues que cambien la única verdad. La verdad de ser salvos por él.

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