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  • Foto del escritorDaisy

Proverbios 31:17

Actualizado: 5 sept 2023

Ella es fuerte y llena de energía y es muy trabajadora.
Está vestida de fortaleza y dignidad, y se ríe sin temor al futuro.

Todas de cierta forma somos como ella, o por lo menos en mi caso, es quien intento ser.


No sé si les ha pasado, pero muchas veces he cuestionado mi valor frente a lo que estipula la sociedad de valioso. Todos esos estereotipos de belleza que burdamente nos enseñan desde pequeñas, que nos dicen que a eso debemos llegar, o lo que debemos querer ser. Y no te lo niego, también quise ser rubia de ojos azules, y perdía tiempo imaginándome que mi pelo se vería mejor de otra manera, que mi cuerpo sería mejor de otra manera, que YO sería mejor de otra manera, pero no, por supuesto que no. Porque mi valor no está en eso, mi valor está en simplemente ser mujer. Pero pucha que me costaron lágrimas comprender eso, y aún estoy en ese camino, en el de amarme tal cual soy.


Recuerdo con dolor las veces que me dijeron que me faltaba algo para ser considerada linda, o que comparada a otras niñas no era lo suficientemente bonita. Recuerdo llegar a mi casa, mirar el espejo, y no ver nada más que un bulto de miedos y cuestionamientos.


Según un estudio que realizó Dove en el 2004 "Cuatro de cada cinco adultas en todo el mundo quisiera cambiar al menos su peso o su figura. Y el 67% evita realizar actividades como ir a la playa o de shopping porque se siente mal con su físico". A pesar de que son datos antiguos, el año 2017, la página #LaRebelióndelCuerpo, hizo una encuesta para sus seguidoras donde preguntaba ¿A qué edad levantarse de la toalla y caminar en traje de baño por la playa/piscina se convirtió en un problema? La edad promedio fue a los 15 años. El 87% de las entrevistadas supieron identificar una edad específica en la cual esto comenzó a ser un problema para ellas. A pesar de la distancia de años de ambas encuestas, la autoestima en las mujeres sigue siendo un problema.


Y es que los estereotipos que nos rodean han marcado nuestra identidad. Mientras a los hombres se les enseña a ser fuertes, a nosotras se nos enseña a ser bonitas. Y no solo eso, no es solo ser bonitas, es ser bonitas según la belleza que la sociedad estipula. Una llena de objtevización y sexualización, que responde a cánones y mercados, a ventas y a consumo, a economía y a política.


Cuando miro hacia atrás, lo primero que pienso es que mis primeras inseguridades nacieron a partir de compararme con las modelos de America's Next Top Model. Tenía unos 8 años cuando me obsesionaba con ese reality porque siempre me gustó la moda, y era una entretención como cualquier otra. Sin embargo mi yo niña comenzó a comprender que la conexión con la belleza tenía que ver con la extrema delgadez.


Luego fueron los comentarios de mis compañeros, que mi nariz era muy grande, que era gorda, o que me parecía a una de mis compañeras, pero por lejos ella era la bonita y yo no. Pienso en esos momentos, y me recuerdo riendo, fingiendo como si ninguna de esas palabras hubieran sido dardos directos a mi identidad.


Mi peso se transformó en una carga para mi. Desde la incomodidad que sentía cuando alguien me tocaba el área abdominal, hasta la ropa que usaba. Y ese no era mi única inseguridad; estaba mi nariz, mi cara, mi pelo, todo me molestaba. Aprendí a vivir sintiéndome insuficiente, avanzar acostumbrada con la desaprobación constante, pero me cansé, el viaje se volvía demasiado pesado.


Actualmente las redes sociales no ayudan mucho a eso, de hecho por el contrario, exacerban realidades ficticias y promueven estereotipos inalcanzables. Incluso ahora, con 25 años, siendo mucho más segura de lo que era antes, me he encontrado a mi misma muchas veces comparándome con las preciosas niñas que hay en Instagram, sintiéndome otra vez insuficiente. Por lo menos ahora puedo ser crítica, y sentirme cómoda en mi propio cuerpo, pero eso también fue una travesía larga.

Por eso me gusta mucho la cita que comentaba al principio, donde habla de la fortaleza de la mujer, y que su vestimenta es la dignidad. Porque como seres humanos, nosotras las mujeres tenemos una dignidad inherente en nosotras, y una fortaleza que reluce por sobre la belleza.


Esta sociedad nos lleva a vivir esclavizadas a los estereotipos, buscando siempre la aprobación, haciéndonos sentir incómodas en nuestra propia piel. Hoy ya no quiero ser esa mujer, una que se preocupa por ser aceptada, o por cuestionar su belleza cada vez que es rechazada por alguien. Porque al fin y al cabo como dice Proverbios, la verdadera belleza no se encuentra en lo exterior, sino que en nuestra fortaleza, y nosotras, pucha que somos fuertes.


Si que ya no me imagino o espero ser como otras personas, ahora mi objetivo es ser la mujer 31:25, quiero ser una mujer vestida de fortaleza, UNA MUJER QUE YA NO LE TEME AL FUTURO.


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