top of page
  • Foto del escritorDaisy

El regalo del descanso

Actualizado: 14 jul

¿Se han sentido tan agotados que no pueden más? Yo sí, y es porque nunca pongo límites. A veces -almost always- intento ser la heroína de los que me rodean y de las situaciones a mi alrededor, por eso la mayoría de las veces quedo agotada, desmayada, quemada…


El agotamiento está siendo cada vez más común en nuestra sociedad, una sociedad cansada. La hiperproductividad, y un sistema que nos impulsa a buscar incansablemente el éxito nos ha llevado al cansancio crónico. Y en el caso de los cristianos, no es tan solo con nuestro trabajo/estudios/labores etc, sino que muchas veces en nuestro servicio en la iglesia, o en un ministerio. Y es que suena heroico consumirnos por Jesús, agotarnos… Cuántas veces no me dije a mi misma ¡No doy más, pero que rico es no poder ni moverme sirviendo al Señor! y que mal estaba… porque ¿De qué me sirve llevarme al límite? para al final no tener un cuerpo, una mente, una vida que presentarle a Dios...


De esto nos habla el libro "Pasión sin agotamiento" de Cristopher Ash, en el cuál me basé, junto con mi experiencia para el siguiente artículo. Llevo meses, o años tal vez, aprendiendo la importancia del descanso, del shabbatt, y tratando de implementarla en mi vida, pero no es fácil. Para una persona como yo quien muchas veces busca su valor en la hiperproductividad y el hacer, implementar el descanso como una práctica, muchas veces ha sido más un desafío que una simple tarea.


¿Qué es el agotamiento?

El agotamiento es el proceso que tiene lugar cuando una persona se encuentra al límite de sus defensas -la presión elevada por un largo tiempo produce mal rendimiento-. Sin embargo, la presión en sí no es mala, nos motiva y nos da energía, pero esto es para breves momentos, ya que o si no, esa dinámica consume nuestras reservas de energía.


Pero cuando permanecemos en altos niveles de presión, y por lo tanto estrés, lo más seguro es que lleguemos a un agotamiento. Y lo que empieza con un agotamiento puede llevar a depresión, ansiedad o un trastorno emocional. Cuando permanecemos bajo presión somos capaces de tomar malas decisiones y eso puede dañarnos a nosotros mismos y a los demás.


Llegar al punto del desgaste físico no es algo que pasa de la noche a la mañana, tiene que ver con una serie de decisiones que abundan en nuestros corazones, y que practicamos continuamente consciente o inconscientemente. ¿Buscamos aprobación? trabajamos de más, ¿Buscamos perfección? trabajamos de más, ¿Buscamos admiración? trabajamos de más, ¿Queremos recompensa de nuestros trabajo? trabajamos de más... Por eso nuestra cosmovisión bíblica del trabajo o del servicio son tan importantes.


Agotarnos físico y emocionalmente por un objetivo que queremos alcanzar, o por una idea que hay detrás no es sano. Ni siquiera agotarnos por Jesús y su obra tiene sentido. Y es que a veces tratamos de disfrazar nuestro desgaste como un acto de heroismo o de pasión por Cristo, cuando en verdad como dice Ash, "hay una gran diferencia entre el sacrificio piadoso y el desgaste innecesario". Incluso, Cristopher lo compara con las autolesiones "ambos dañan la fuerza y la vida sin ningún resultado positivo".


Por eso es importante examinar nuestro corazón y nuestras intenciones. A veces trabajamos obsesivamente por el reconocimiento, ya sea en nuestro trabajo, o en la iglesia. Buscamos gloria y aprobación, y nos importa demasiado lo que otros opinan de nosotros. Aquellos que luchamos con esto, tenemos una predisposición al agotamiento.


Seamos honestos con nosotros mismos, ¿Hasta qué punto mi exceso de trabajo se debió a un deseo sincero de glorificar al Señor? ¿Y cuánto de ello a las motivaciones egoístas de mi corazón?

Y es así que terminamos agotados, porque cuando nuestro exceso de trabajo nos lleva al agotamiento, es porque no estamos confiando en el Señor. Nuestra falta de fe nos lleva a ir más allá de las capacidades que Dios nos ha otorgado, ignorando nuestras limitaciones. Por eso es importante estar rodeado de hermanos y hermanas en la fe, porque aquí no se trata de ser un héroe solitario.


Somos frágiles


Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional Romanos 12:1

Ash nos muestra que hay una gran diferencia entre el agotamiento y el ser un sacrificio vivo por el Señor. Cuando eres un verdadero sacrificio vivo, lo eres hasta que el Señor venga. Tienes todos los días algo que ofrecer, no las sobras de una vida al borde del límite -somos sacrificios vivos, o sea que nos ofrecemos a nosotros mismos una y otra vez, cada día- . Por el contrario, cuando nos agotamos ya no tenemos nada que ofrecer.


Necesitamos vivir vidas que sean sostenibles en el tiempo, siendo buenos administradores de nosotros mismos. Vidas más lentas, vidas que tienen algo que dar al final del día.


“El sacrificio sostenible está formado por la sabiduría y se basa en conocerse a uno mismo” (pág 24). Cuando conocemos nuestra condición real ante el Señor, entendemos que SOMOS BARRO y que tenemos límites. Somos frágiles, y no podemos desconectar nuestra “vida espiritual” de nuestro cuerpo, seguimos siendo finitos, no somos inmortales, ni todopoderosos, y nuestra mente tampoco.

De hecho, al momento de crearnos Dios nos formó con limitaciones y del polvo, Él sabe que somos así, y que nuestro cuerpo y mente están en sus manos. Él puede decir en cualquier momento “Regresa al polvo, hijo de Adán” y regresaremos, pero a veces somos tan orgullosos, que vivimos pensando que nuestras fuerzas son infinitas, y que no tenemos límites. Dios nos hizo temporales, y mortales… conoce nuestra condición, no se hace expectativas de nosotros.


¿Por qué debemos descansar?

El autor nos enseña un par de claves para reconsiderar la importancia del descanso en nuestras vidas. Verdades que nos confrontan y nos ayudan a mirar a Jesús.


Nosotros necesitamos dormir, Dios no (Salmos 121: 3-4)

Dormir es un rasgo mortal. Cuando no dormimos es como decir que somos como Dios.


Cuando no dormimos por trabajar sin descanso, por pensar que algo no saldrá bien si no estamos encima, cuando estamos ansiosos por el mañana… No estamos confiando que es Dios quién está haciendo el trabajo.


Dormir es una expresión de confianza en Dios, descansamos y dormimos, porque sabemos que en sus manos y en su control está nuestra vida y todo lo que hacemos, sea trabajo, ministerio, matrimonio, familia.

Aquellos que hemos tenido insomnio a causa de la ansiedad, o de trabajar imparablemente, abatidos por pensamientos del futuro,sabemos apreciar el buen dormir. Por eso el dormir bien es un regalo de Dios, y a veces no le tomamos el peso. “Al igual que el maná en el desierto, el descanso es un ejercicio de confianza” (pág.33).


Nosotros necesitamos el día de reposo, Dios no (Juan 5:17)

En él se sostiene la creación, Él lo sujeta, y lo gobierna 365 días, 24 horas del día.


El modelo de éxodo 20:8-11 es el modelo de descanso innato de la creación. Dios no deja de trabajar, de crear, de cuidar, de vigilar, de sujetar la creación. Él no deja de hacer, pero nosotros si necesitamos tener tiempos de reposo, nosotros debemos dejar de hacer.


"Cuando ponemos límites a nuestro tiempo, no es negar el amor, es tener sabiduría" (pág.38). A veces es necesario decir que no, postergar cosas, servicios y actividades, así las personas dependen de Dios y no de nosotros. Cuando decimos que no, estamos haciendo un acto de humildad reconociendo que no somos los salvadores del mundo y de las personas.


Es tan fácil caer en la rutina de un mundo hiperproductivo, sin días de descanso. Como si el trabajar más, el doble, el triple, nos diera mejor estabilidad económica, o descansos merecidos, o éxito. Y así, de un día para otro, los días se pasan como agua, y no tenemos ni siquiera un día de descanso entre el trabajo, la iglesia, las actividades y los compromisos. No paramos.


¡No necesitas hacerlo todo! A veces hacemos más de lo que Dios quiere que hagamos, tan solo motivados por ambiciones pecaminosas

Nosotros necesitamos amigos, Dios no

Dios es completamente suficiente en la Trinidad, y no necesita de nadie más. Nosotros sí.

Su amor desborda, y nos lleva a comunión con Él, pero este es un amor sin causa, no necesita nuestra amistad. Le amamos porque Él nos amó primero.


Cristo murió por su iglesia, no para que viviéramos nuestra fe en solitario, sino que para que la compartiéramos con otros. "Dios nos creó como seres sociables, y nos necesitamos los unos a los otros para tener una vida saludable en la tierra." (pág.40).


En 1 Samuel 23:16 vemos a Jonatan animando a David a seguir confiando en el Señor. Los amigos que hacen eso por nosotros son muy valiosos. A veces creemos que no pdoemos confiar en nadie, o que no necesitamos a nadie, a veces incluso en que solo necesitamos de nuestro novio/novia, pero no, la amistad es un regalo del Señor y nos enseña su amor de una forma práctica. Los amigos -los buenos amigos- nos llevan a Cristo y nos fortalecen en tiempos de agotamiento. Todos necesitamos cuidarnos los unos a otros en amor.


Sin embargo, no solo necesitamos buenos amigos, sino que debemos ser buenos amigos. Debemos alimentar amistades profundas, que nos confronten, a quienes podamos confesarles nuestras inquietudes y pecados, orando juntos. Esforcémonos por ser buenos amigos.


Nosotros necesitamos renovación interna, Dios no

“Así como nuestro cuerpo necesita renovarse (comida, sueño, descanso), también necesitamos la renovación interna del Espíritu Santo en nuestros corazones y vidas”


Hoy habita en nosotros el Espíritu Santo, y a pesar de que con los años nuestro cuerpo va en declive, el Espíritu se renueva cada día en nosotros. Sin embargo, una cosa no está desconectada de la otra. La renovación constante del Espíritu en nosotros afecta en toda nuestra realidad, en cómo somos, cómo nos sentimos, nos da gozo y paz e incluso descanso físico. Pero en ciertos momentos estamos tan agotados físicamente, que es casi imposible sentir las fuerzas de esa renovación espiritual diaria.


Toda la belleza que el Señor otorga en la gracia común, muchas veces nos da renovación espiritual también, ya que en ellas recordamos las promesas, gracia, y abundancia de nuestro Señor con nuestra vida. Son esas pequeñas cosas de la vida que el Señor nos regala para disfrutar de Él, para conocerle más, para hacernos sentir amados y fortalecidos. Deleitarnos en el regalo de la vida abundante que nos ha regalado, cambia nuestra forma de ver las cosas, baja nuestros niveles de estrés y nos muestra un aliento no antes reconocido. Deleitarnos en Él y en sus regalos para poder descansar.


¿Pero cómo, me dirás tú? Comer algo rico, ir a la naturaleza y disfrutar de la belleza de la creación, reír con amigos, o disfrutar de un buen libro. Todo esto es una forma de disfrutar de la creatividad con la que Dios ha dotado a los seres humanos, y de la belleza que Él ha revelado en la creación. Y es que lo que nos gusta, también puede ser usado por Dios para un descanso espiritual.


Todos somos distintos:

Aprende a descubrir aquello que te agota, y aquello que te revitaliza, y llena tu agenda de cosas que te revitalizan. Pero OJO, están actividades no reemplazan el tiempo devocional y personal con Dios. No hay fuente que sacie más nuestra alma y que nos revitalice más que el tiempo con el Señor. Es en ese tiempo donde somos reconfortados, consolados, y llenos de gozo.


El gozo de Cristo

El desánimo es profundamente desmotivador. Muchas veces nuestros constantes esfuerzos no nos llevan a ningún lado, sentimos que luchamos contra la corriente porque no vemos frutos de nuestro trabajo. Pensamos “no tiene sentido perseverar”.


Sin embargo, cuando miramos a Jesús, vemos que ÉL no se mueve por el éxito de su obra, sino que su motor es hacer la voluntad de Dios. Veas o no los resultados de inmediato (Juan 4:31-34), veas o no el fruto de tus esfuerzos y tiempos de sacrifico. Incluso, desde los ojos humanos, podríamos pensar que Jesús fracasó ya que no vio el resultado en vida de su obra, sin embargo Él cumplió con lo que fue enviado y ahí estaba su gozo. No solo Jesús se movía con esa convicción. Muchos hombres y muejres de la Biblia nunca vieron el resultado de las promesas, de las obras, de los sacrificios que realizaron, sin embargo continuaban hacia adelante porque su gozo y descanso no estaba en el resultado de su trabajo, sino que se movían por la fe en Dios y en la alegría de hacer su voluntad. No te riendas si es que sientes que todo tu esfuerzo no tiene resultado, créeme, es suficiente con que hagas la voluntad de Dios.


El descanso, un regalo de gracia

Como hemos visto a lo largo de este artículo, e incluso, si lees el libro, a lo largo del libro, el descanso es uno de esos regalos que no apreciamos tanto como deberíamos.


Éxodo 16:27-29 dice “Tienen que entender que el día de descanso es un regalo del Señor para ustedes”. Es fascinante entender como el día de reposo no solo era un mandamiento, una obligación que Dios había establecido porque era de bien para el pueblo, sino que les recuerda que es un REGALO, y aún así ellos no lo aprovechaban. Un día destinado para el completo descanso, y aún así trabajaban.


El descanso está completamente relacionado con la gracia… Son un regalo que no merecemos, pero que recibimos de parte de Dios, sin condiciones, ni por méritos, solo está ahí porque lo necesitamos. Cada momento de descanso es finalmente un espacio de disfrutar la gracia… Cuando descansamos recordamos que somos finitos, que no podemos con todo y que nada está en nuestro control, al igual que con la gracia, cuando la recibimos, reconocemos que con nuestras fuerzas y méritos jamás podríamos recibir perdón y salvación de parte de Dios, que no podemos salvarnos a nosotros mismos, y que nada está en nuestro control.


Por eso descansar es un acto de fe. Es saltar al vacío y decir “dejo de trabajar, dejo de servir” por un momento porque sé que si dejo de hacerlo, el mundo no se acaba. Dios sigue en control, y la obra es suya, el trabajo es suyo, dependo de Él.

Pero así como muchas veces, aún estando en la gracia, nos cuesta recibirla porque seguimos viviendo en un sistema de méritos, nuestra sociedad nos enseña que el producir es el único camino al éxito, y que el descanso es algo que GANAMOS por medio de años de trabajo duro. Sin embargo el modelo original es distinto: descansar es un REGALO NECESARIO. Bajar el ritmo, apreciar el momento, disfrutar de simplemente caminar, de una risa fuerte, de no tener nada en la cabeza.

¡Que regalo más esperanzador!


Que nuestra naturaleza obsesiva con la productividad no nos quite este regalo.

Comments


bottom of page